1. Permanece en el ahora.
El pasado y el futuro son dos de los factores más comunes a la hora de crear estrés. Cuando nos centramos en el ahora, no pensamos ni en el futuro o en el pasado. Tiene el efecto de despejar la mente e incrementa la claridad “mental”. Intenta enfocarte en la tarea que estás haciendo en este momento para reconectar más con el ahora.
2. Acepta la situación
Aceptar acciones equivocadas que cometimos en el pasado es otra clave para reducir el estrés. Si la situación ya ha surgido, no tiene mucho sentido estresarse sobre ello. Aceptar la situación ayuda bajar tu resistencia interior y facilita una solución más clara y basada en la lógica del problema en vez de actuar en un estado de pánico.
3. Deja el café
Tomar 3-4 cafés por día sólo contribuirá a aumentar el nerviosismo, subirte la tensión y alterar tu ciclo de sueño. No es necesario dejarlo por completo, pero sí moderar su consumo y comenzar a tomar más té verde o té rojo, que ayuda a relajarse y pensar con más claridad.
4. Deshazte de relaciones negativas
Un punto muy importante. Si alguien te estresa o crea vibraciones negativas es una buena idea pensar en pasar menos tiempo con esa persona. Algunas personas pasan casi cada momento de su vida en un estado negativo y muchas veces son ellos mismos los que eligen vivir así, la cuestión es si tu también quieres participar en ello.
Con relaciones no me refiero exclusivamente a relaciones personales, relaciones profesionales que te amargan la vida también puede chupar mucha energía y añadir estrés a tu vida
5. Haz ejercicio
Funciona. Para reducir tensiones interiores no hay nada mejor que hacer ejercicio regularmente. Es importante tanto para tu mente como para tu cuerpo.
6. Mira algo divertido en la tele.
Reír es un remedio infravalorado, y la televisión es el mejor método para no pensar durante un rato.
7. Cuida tu vida social
Decide por ti mismo si necesitas estar solo o si necesitas compañía. No pienses demasiado en lo que deberías hacer. Pero intenta ver amigos por lo menos una vez por semana. ¡Y no hablar del trabajo!
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