Creo que este es un dicho absurdo sin ningún tipo de base lógica. A mi las ostias que pega la vida me hacen cada día más suspicaz, más cauta, menos confiada y cada vez más y más hecha polvo. No soy más fuerte que aquella fatídica noche en la que me rompieron el corazón en dos pedazos y casi creí escuchar el sonido desgarrador del músculo al que más caña le he dado con diferencia.
De aquello han pasado ya veinte años y, desde entonces he recibido e infligido dolor como para convertirme en el increíble Hulk, pero no ha sido así en absoluto. Me he convertido en un ser inseguro y absurdo, que se dedica a esperar la próxima coz de la vida como si fuera un perrillo apaleado. He abierto mi corazón a demasiada gente con la esperanza de encontrar a alguien que me conociese y A PESAR DE ESO llegase a quererme pero a día de hoy ya no me lo creo.
Mi amor cotiza a la baja y su valor está muy por debajo de lo que debería, siempre voy detrás de la gente a la que quiero sin pararme a mirar que nadie viene detrás de mi.
No, no soy más fuerte que aquella noche de julio en la que vi a mi primer amor del brazo de una rubia de las que quitan el hipo pero en estos veinte años he aprendido a fingir que todo va bien cuando lo que estoy deseando es que un rayo parta a todos (pero también a todas) los que me han hecho daño en alguna ocasión, en plan Carrie chorreando sangre de cerdo en la fiesta de graduación.
De aquello han pasado ya veinte años y, desde entonces he recibido e infligido dolor como para convertirme en el increíble Hulk, pero no ha sido así en absoluto. Me he convertido en un ser inseguro y absurdo, que se dedica a esperar la próxima coz de la vida como si fuera un perrillo apaleado. He abierto mi corazón a demasiada gente con la esperanza de encontrar a alguien que me conociese y A PESAR DE ESO llegase a quererme pero a día de hoy ya no me lo creo.
Mi amor cotiza a la baja y su valor está muy por debajo de lo que debería, siempre voy detrás de la gente a la que quiero sin pararme a mirar que nadie viene detrás de mi.
No, no soy más fuerte que aquella noche de julio en la que vi a mi primer amor del brazo de una rubia de las que quitan el hipo pero en estos veinte años he aprendido a fingir que todo va bien cuando lo que estoy deseando es que un rayo parta a todos (pero también a todas) los que me han hecho daño en alguna ocasión, en plan Carrie chorreando sangre de cerdo en la fiesta de graduación.

No hay comentarios:
Publicar un comentario