
Llevo toda mi vida deseando comprarme una Montblanc, me parecía una herramienta que encajaba a la perfección con la única tarea que me gustaba y para la que me sentía preparada: escribir.
Es mía y es tan perfecta como la imaginaba...pero lamentablemente mi escritura no está a la altura del utensilio, ni en la forma ni mucho menos en el contenido. Hace tiempo que me resigné a admitir que no seré escritora y que mis dotes apenas si alcanzan para hacer alguna reseña en la revista corporativa de mi empresa, pero mi Montblanc es perfecto y llega con el nuevo año.
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