Me pregunto cómo es posible que un apelativo tan odioso como este puede sonar tan increíblemente bien en algunas ocasiones. Según quién las diga, las mismas palabras pueden ser suaves como la seda o afiladas como cuchillos.
Los hombres se insultan muchísimo cuando hace tiempo que no se ven y oír algo como esto suele ser normal: Serás hijo de puta!! Me cago en la leche Alberto, cuánto tiempo sin verte!! Cómo estás cabronazo????
En este caso es evidente que estos tíos se aprecian de verdad, pero también tenemos el caso contrario y la más que habitual conversación entre dos tías que hace mucho tiempo que no se ven y siempre se han odiado: Cieeeeeelo, como estaaaas???? Madre mía, estás preciosa con esos kilitos que has cogido, mo-ni-si-ma!!
Vamos, que le ha dicho en su cara que se ha puesto como una foca desde la última vez que se vieron, pero todo con la más grande de las sonrisas, por supuesto.
¿Y yo que prefiero el estilo directo masculino? Ser mujer implica desconfiar de los elogios y jugar al juego de “a ver quién es más maja y puede decir la mayor barbaridad mientras de tu boca sólo salen piropos” y eso cansa muchísimo. No digo que tengamos que decir la verdad continuamente, no es necesario decirle a la gente que tiene mala cara, que la ropa le sienta como un tiro o que su conversación es insoportable. Las normas sociales nos lo impiden y de paso evitan que acabemos a leches con todo el mundo. Pero, ¿por qué no decir algo bonito de verdad a alguien? Acaso no nos encanta cuando nos dicen lo bien que nos sienta el color de nuestro vestido o se ríen a carcajadas de alguno de nuestros chistes?
Aún recuerdo lo peor que me ha dicho nadie a la cara, fue una novia de un ex, que con todo el cariño del mundo dijo: “Me encantas chica, las ex novias guapas de mi chico son todas unas brujas”
Vale, que me has llamado fea a la cara pero bueno, veamos el vaso medio lleno porque te encanto!!
1 comentario:
Como molaaaaaaaa, jajajajja. Monísima, chica, monísima la entrada, jajaja.
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